jueves, 25 de diciembre de 2008

Nuestro duelo

Diciembre más que otros meses del año es especialmente difícil para las personas que han sufrido pérdidas de seres queridos.

Los "sobrevivientes" tratan de pasar estos 31 dias de manera desprevenida, rezando para que termine. Unos lloran con más fuerza en el refugio de su hogar, otros ocultan su dolor para darle fuerza a los más débiles de su grupo familiar, otros buscan explicaciones que nunca encontrarán y algunos viajan observando en cielos extranjeros los ojos de la persona amada que ya no volverá.

Cada quien enfrenta su pérdida de la manera que le es posible, con o sin pastillas, con o sin psiquiatra, solo o acompañado, despierto o dormido, porque cuando empezamos el duelo no sabemos cuánto durará y aunque el tiempo no lo cura todo, sí ayuda y al lado de nuestros compañeros de tristezas, que aunque no siempre son los más versados en el tema, se nos facilitan las cosas porque están listos a ayudarnos sin importarles si es de día o de noche.

A algunos el duelo apenas los saluda, para otros el camino ya se está haciendo conocido en sus diferentes etapas de aflicción aguda, conciencia de la pérdida, aislamiento, cicatrización y la última, a la que todos queremos llegar desde el primer día que es la renovación, etapa en la que con gran valentía se aprende a vivir para sí mismo.

Recordemos que ni lo dulce ni lo amargo duran tiempo largo.

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